Cuando decidimos pasar un día de compras en Andorra la Vella, sabíamos que la verdadera razón era otra: disfrutar de una experiencia culinaria inolvidable en Instants Restaurant, al que teníamos ganas de visitar desde hace tiempo. Habíamos reservado con mucha antelación, asegurándonos de que nuestra parada para reponer fuerzas, entre compra y compra, fuera perfecta.
Nada más llegar: Oasis de tranquilidad
A las 14:00 en punto, después de una mañana intensa de shopping, llegamos a Instants. El ambiente elegante, acogedor y luminoso nos recibió como una bocanada de aire fresco.
No sabíamos que tiene una bonita terraza totalmente acondicionada, que en el momento de nuestra llegada estaba completa; así que no nos queda otra opción que la de volver en otra ocasión para poder disfrutarla 🙂
Desde el principio, todo parecía prometer una experiencia única. Con la calidez del personal y el suave murmullo de fondo, tomamos asiento con grandes expectativas.
Experiencia gastronómica: Un auténtico viaje al sabor más exclusivo
Para comenzar nuestra experiencia, decidimos compartir un entrante que ya nos hacía salivar de solo leerlo en el menú: ostras Guillardeau, 6 unidades número 3. Estas joyas del mar llegaron acompañadas de una delicada salsa Mignonette que realzaba su sabor salino y fresco. Cada bocado nos transportaba a la costa francesa, con un frescor y textura que solo las mejores ostras pueden ofrecer.
Pasando a los primeros, la elección fue clara y variada: tartar de salmón con algas para uno y karaage de pollo de corral con mayonesa de curri thai para el otro. El tartar resultó ser un plato delicado, donde la frescura del salmón se combinaba perfectamente con las algas, aportando ese toque marino que tanto nos gusta. Por otro lado, el karaage fue una explosión de sabores: crujiente por fuera, tierno por dentro, con una mayonesa de curri thai que añadía un contraste perfecto de especias y cremosidad.
Para los segundos, continuamos la sinfonía de sabores con dos platos que nos sorprendieron gratamente. El taco de rodaballo acompañado de velouté de azafrán, espárragos trigueros y setas fue simplemente exquisito. El pescado, cocido a la perfección, se deshacía en la boca, mientras que la velouté de azafrán añadía una calidez suave y fragante al conjunto. El otro plato, un carré de cordero a las finas hierbas con milhojas de patata, fue igualmente impresionante. La carne, jugosa y bien sazonada, se equilibraba con el crunch de las milhojas, ofreciendo un contraste de texturas muy logrado.
Un capricho y los postres
Antes de pasar a los postres, no pudimos resistirnos a probar el carro de quesos del Pirineo francés. Con una selección impresionante, elegimos una variedad que abarcaba desde los más suaves hasta los más intensos, permitiendo disfrutar de una explosión de sabores locales. El queso nos preparó perfectamente para el gran final.
Y entonces llegó el momento del postre, que decidimos compartir: la esfera de chocolate sorpresa. Ver cómo la bañaban con chocolate caliente fue todo un espectáculo visual, y el resultado final no decepcionó. La mezcla del chocolate crujiente con el relleno suave y el chocolate caliente fue el colofón perfecto para una comida que ya se había ganado todos nuestros elogios.
El maridaje: perfecto, innovador y del más alto nivel
El maridaje de vinos, a cargo del sommelier, fue un capítulo aparte. Siguiendo sus recomendaciones, comenzamos con un Chablis Premier Cru para acompañar las ostras y el tartar, cuyo frescor y mineralidad complementaron de maravilla los sabores del mar. Para los segundos, nos sirvió un Chardonnay de Borgoña, cuyo cuerpo y notas de madera acompañaron a la perfección tanto al rodaballo como al cordero. Finalmente, un vino dulce de Sauternes nos acompañó durante el carro de quesos y el postre, ofreciendo un toque dulce y afrutado que equilibró los sabores más fuertes del queso y la intensidad del chocolate.
Nuestra valoración: un auténtico 10
Instants es más que una comida; es una experiencia completa que convierte un día de compras en Andorra en una ocasión especial, donde cada plato cuenta una historia y cada detalle ha sido cuidadosamente pensado para que disfrutes al máximo. Sin olvidarnos del trato impecable del equipo humano y del ambiente selecto y distinguido del restaurante. Invita a volver una y otra vez.
¡Salimos del restaurante con la energía al 100% para retomar nuestro día de shopping por Andorra la Vella!
Nos quedamos con muchas ganas de disfrutar de la terraza y también de disfrutar del menú de lunes a viernes de 30€ (vimos los platos en las mesas de otros comensales y parecían deliciosos)
Y sí, volveríamos cada semana a Instants Restaurant 🙂